El colegio de Venialbo abrió ayer sus puertas como tantos centros rurales de la provincia. Pero si hay algo que singulariza la apertura del curso en este pueblo es el aumento de la población escolar, con la incorporación de ocho nuevos alumnos respecto al curso anterior. Cuando la mayoría de las noticias del medio rural pasan por el negativo fenómeno de la despoblación y el progresivo envejecimiento, Venialbo puede presumir de aumentar su savia nueva.
Una tendencia que se viene produciendo desde los últimos tres años, rompiendo el preocupante vacío de las aulas que condenaba a la escuela al mismo destino que tantos pueblos, cada vez con menos niños. Hace un lustro Venialbo se llegó a quedar con una maestra. Pero eso es historia.
Marisa Udaondo y Mª José Trevejo, docentes nuevas en este destino, se encontraron ayer con una escuela «muy bien arreglada», según su primera impresión, y un estimable grupo de niños bulliciosos y expectantes ante el inicio del «cole». Veinticuatro pupilos para ser exactos, desde Infantil hasta sexto de Primaria, repartidos en dos aulas. Marisa enseñará a los más pequeños, un grupo de diez niños en el que no falta la cuota, ya muy normalizada, de inmigrantes; en este caso marroquíes y rumanos que con sus familias están asentados en el pueblo contribuyendo a aumentar un censo que roza el medio millar de habitantes.
«Este curso en general ha aumentado el número de alumnos, pero tanto como en esta escuela no es normal para un pueblo. Este boom de niños asombra», cuenta Marisa Udaondo desde su nuevo destino en Venialbo, perteneciente al CRA de Moraleja del Vino en el que también se integran Sanzoles, Villalazán, El Perdigón y Madridanos. Su clase, la de los más pequeños, ha aumentado respecto al curso anterior con cuatro niños, tres de Infantil más otro que ha llegado con su familia al pueblo.
Si la escuela aumenta sus habitantes se debe, sobre todo, a la llegada de tres nuevas familias a Venialbo. «Hemos vuelto a la ratio de hace quince años» apunta el alcalde del municipio, Jesús Vara, orgulloso del abultado aumento de escolares. «Hace cinco años no llegaban a diez los niños, pensábamos que de seguir así la escuela corría el peligro de cerrarse, pero afortunadamente hemos conseguido cambiar la tendencia. Y eso se debe a que hay gente joven que se queda en el pueblo, que encuentra atractivo este sitio, valora la calidad de vida y los servicios».
Mª José Trevejo tiene a su cargo catorce alumnos de cuatro niveles diferentes, entre tercero y sexto de Primaria. Un cambio respecto a su anterior destino en Zamora, con una clase de más de veinte niños y todos del mismo curso. El pueblo es otra cosa, pero ella asume el reto con toda la ilusión del mundo. Ayer, como día de estreno, todo era diferente. Primero las presentaciones, con el nombre de cada uno en el pupitre para llamarles por su nombre desde el principio. Un aula también multicultural, donde los escolares de Venialbo y alguno llegado de Valladolid comparten pupitre con niños llegados de Bulgaria, Marruecos y Rumanía.
«Han venido tranquilos, estamos tratando de conocernos, ellos cuentan lo que han hecho este verano, hablan de su familia, de dónde son, cuántos hermanos tienen. Lo normal en un primer día de clase» cuenta Mª José.
Desde la Alcaldía se resalta la «apuesta por la escuela, incluso en los años de menos niños quisimos ir arreglándola y ahora creo que es un espacio fenomenal con aulas amplias, mucha luz y todo lo necesario para los niños y las maestras». Jesús Vara achaca la llegada de tres nuevas familias al «atractivo» que está generando este pueblo. «Se están haciendo dos bodegas nuevas, hay empresas de albañilería que hasta ahora han podido ir tirando porque se han hecho casas nuevas y otras se han arreglado y las políticas de empleo están dando trabajo». Y a ello se suma el empeño de este Ayuntamiento por hacerse ver. Prueba de ello es la campaña Aquarius con la que se pretende revitalizar el turismo rural. La perspectiva de tres nuevos niños para el curso que viene consolida las esperanzas de este pueblo donde la escuela es un espacio con mucha vida y todo el futuro por delante.